Salmo 127:3 Herencia de Nuestro Padre Dios son nuestros hijos.-----Margoth Salas LOS HIJOS SON HERENCIA DIVINA
(Sal. 127:3-5)
INTRODUCCIÓN: Como padres, somos responsables en la conducción y formación de nuestros hijos. Hay una tarea que es ineludible. Hay una responsabilidad que no es transferible a nadie más. Como padre tengo que reconocer mi trabajo en hacer de mi hijo un hombre o una mujer que no se avergüence de mí cuando tenga que dar cuenta de su conducta y de su formación. Hijo, ¿estás contento con el padre que Dios te dio, o preferirías que él te hubiese asignado otro?
Hoy hablaremos de la deferencia especial que tiene Dios para los hijos, a quienes reconoce como su “herencia”. El salmista escribió muchos años antes, lo que después Jesús mencionaría como algo muy apreciado para él, cuando dijo: “Dejad a los niños venid a mí y no se los impidáis porque de los tales es el reino de los cielos” (Luc. 18:16). De modo que es un asunto muy serio y de mucha estima cada hijo para el Señor. Esto plantea un enorme desafío para los que nos hemos titulado como padres. Los hijos no nos pertenecen. Nos han sido prestados para que los eduquemos, pues los mismos son pertenencia divina. ¿Se había puesto a pensar en las implicaciones de cuidar esta herencia? ¿Se había dado cuenta que usted lo es un mayordomo de su familia y que un día tendrá que dar cuenta a Dios de lo que hizo con esa mayordomía?
I. LOS HIJOS NOS FUERON DADOS COMO UNA ADMINISTRACIÓN DIVINA 1. Es la herencia de Jehová.
Vea que el texto dice: “Herencia de Jehová son los hijos” (Sal. 127:3) ¿Cómo es eso que Dios tiene herencia? ¿Acaso no es él dueño de todo? Si “los hijos son la herencia del Señor”, hemos de saber que ellos son para Dios un asunto muy serio y muy importante. Dios no escogería cualquier herencia para hacerla suya, a menos que la considere en su valor y en su propósito. De modo que si los hijos son su herencia, la responsabilidad que tenemos como padres en su formación física, emocional, profesional y espiritual es muy grande. Considere lo que sentencia este imperativo bíblico: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Tim. 5:8). ¿Qué tal está la “herencia de Jehová?” ¿Cómo la estamos cuidando?
2. Es una herencia no transferible.
Hay una responsabilidad no transferible en esta herencia. Como padres somos la cabeza del hogar. Nos guste o no este papel, eso es el orden dejado por Dios. Es cierto que algunas veces la mujer ha tenido que hacer la función de padre, debido a la ausencia del mismo en el contexto del hogar. Pero esto es una excepción, no la regla. De modo que el padre no puede transferir esa responsabilidad a nadie. Él es una especie de sacerdote para su familia. El ejemplo de Job nos ilustra la importancia de esta tarea, tan única y tan especial para todos los que nos llamamos padres. De él se dice que se levantaba muy de mañana a ofrecer sus sacrificios a Dios por cada uno de sus hijos (Job 1:5). Reconocemos que muchas veces no *****plimos este rol con nuestros hijos. Pudiera haberse quedado en nuestra mente la idea de que nuestra responsabilidad mayor es la de un proveedor, pero no la de un intercesor. En el caso de Job se *****palían ambas funciones.
3. Es una herencia que puede arruinarse.
En la Biblia tenemos el triste ejemplo de un padre a quien se le entregó esta herencia, pero que irresponsable mente la arruinó. Nos referimos al caso de Elí, el sacerdote de Dios (1 Sam. 3:19). Vivió para servir a otros pero no vivió para servir a sus hijos. Atendió los hijos de otros, pero no atendió a sus propios hijos. Llegaron a estar con él en la adoración, pero no tenían conocimiento de Jehová. Estaban en la casa del Señor pero estaban perdidos para el Señor de la casa. ¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Perdidos en el mismo lugar donde podían salvarse. Don Miguel de Cervantes, en su genial obra “Don Quijote”, escribió: “Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así se han de querer o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que, cuando grandes, sean báculo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad” (Pág. 2a, cap. XVI). No arruinemos este tesoro divino.
II. LOS HIJOS NOS FUERON DADOS PARA MODELAR SUS CONDUCTAS
En este salmo no sólo vemos el derecho de propiedad que Dios se confiere así mismo con los hijos, sino que llega a considerar como “cosa de estima el fruto del vientre” v.3b. Si la humanidad leyera más este texto no morirían tantos niños antes de nacer. Es una pena tan grande que el fruto del vientre despierte en Dios grande admiración, mientras que muchas madres los aborten sin ninguna estimación. Entonces, ¿qué debemos hacer con ellos? ¿Cuál es nuestro papel como padres frente aquello que es tan estimado para Dios? ¿Cuál es la parte que debemos dar?
1. Somos llamados a modelar nuestros hijos con el ejemplo.
Sin duda que los padres somos los primeros maestros de nuestros hijos. Esos “pedacitos” de vida que llegan a nuestras manos van imitando nuestro comportamiento. Ellos son capaces de reproducir en sus pequeñas vidas actitudes y hábitos que fueron viendo en la “escuela del hogar”. Se cuenta que un día una joven madre y su pequeño hijo regresaban de la escuela en el auto. El despierto niño le preguntó a la mamá: “Mamá, ¿por qué los imbéciles sólo salen a la calle cuando papá maneja el automóvil?” (503 Ilustraciones, pág. 104). Recordemos que estamos reproduciéndonos en esa “herencia estima de Jehová”. Es una contradicción pedirle a los hijos que hagan lo que nosotros no practicamos. En nosotros no se puede aplicar el dicho, “haced como yo os digo, pero no como yo hago”. Como sea reproducimos en nuestros hijos una “copia fiel” de lo que somos.
2. Somos llamados a modelar a nuestros hijos por medio de la corrección.
Creo que nuestras sociedades han ido de un extremo a otro. Para los que nos formamos en países donde la corrección y la disciplina en el hogar se lograba a “punta de látigo”, los maltratos y las vejaciones que esto pudo ocasionar en la vida de los hijos, puede ser recordado como una época que no debería volver, sobre todo cuando se compara con el mundo en el que vivimos hoy. Pero el extremo de dejar sin castigo o disciplina al hijo, especialmente en sus primeros años de crecimiento, está convirtiendo a nuestra sociedad en un escenario peor que el que nos ofrecieron nuestros abuelos. El concepto de la sicología moderna que sostiene una disciplina sin la corrección física, no sólo es contrario a lo que la Biblia nos recomienda, sino que es la causante de la formación de hijos soberbios, desobedientes y hasta delincuentes en el seno de la misma familia. Vea lo que la Biblia nos dice al respecto: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Prov. 13:24). La sicología nunca podrá ser mejor maestro para modelar conductas que la Biblia misma. Yo soy amigo de la sicología, pero en materia de formación familiar, ella, no puede estar por encima de la palabra inspirada.
3. Somos llamados a modelar a nuestros hijos por medio del amor.
Todas las cosas que podamos dar a nuestros hijos son buenas, pero ninguna superará al amor. Hay hijos que desesperad amente quieren sentir y escuchar un “te amo” y un “te quiero” por parte de sus padres. Es cierto que a veces nuestra propia crianza, donde nuestros padres no nos demostraron sus afectos, pudiera ser una barrera para dar a nuestros hijos nuestros sentimientos. Pero también es cierto que cuando conocimos en el amor de Cristo, el mismo nos hizo distintos; de modo que aun nuestra parte afectiva fue cambiada para relacionarnos mejor con nuestros hijos. Nunca será tarde para que le digamos y le demostremos a nuestros hijos cuanto les amamos.
III. LOS HIJOS NOS FUERON DADOS PARA UNA DEFENSA FUTURA
Por seguro que el guardar una herencia siempre tiene sus recompensas. En la Biblia encontramos ejemplos de la forma como Dios “paga” a todos aquellos a quienes les entrega sus bienes para ser administrados. En la parábola de los talentos (Mt. 25:14-30), dos hombres fueron recompensados por la buena administración que hicieron de lo recibido del amo, mientras que otro fue severamente reprochado por su negligencia. Los que habían duplicado sus “talentos”, de acuerdo a sus capacidades, fueron muy elogiados por el amo, a tal punto de decirles: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” v.21, 23. Dios no pasa por alto ninguna cosa que hagamos en su nombre (He. 6:10). El texto que produce nuestro tema, nos dice: “Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud” v. 4. El término “saetas” traduce “flechas” en las versiones modernas. Las flechas eran las armas que se esgrimían en las guerras antiguas. Antes que se inventaran las muy sofisticadas armas de fuego, ellas fueron usadas para doblegar a los enemigos. Nuestros países están llenos de historias sobre el uso de la flecha por nuestros valientes caciques cuando fueron conquistados y finalmente sometidos. Es curioso que a nuestros hijos se les compare como “flechas” defensoras. ¿Qué hay detrás de estas palabras del salmista? ¿De qué nos estaba hablando cuando menciona esto en el mismo contexto de la “herencia de Jehová”? La verdad es que los padres no formamos a nuestros hijos para luego sacar provechos de ellos. Pero una cosa es muy cierta, los hijos que tienen un corazón bondadoso y agradecido serán como “flechas” para sus padres en alguna etapa de su vida. Abundan muchos testimonios de la continua “defensa” que hacen los hijos a favor de aquellos viejos por quienes ellos vinieron al mundo. Sabemos de hijos que se han hecho cargo de sus padres cuando ya la fuerza de estos perdió la lozanía de la vida. El cuidado de esa herencia “habida en la juventud” puede tener dividendos a largo alcance. Un hijo bien formado será un hijo bien agradecido. ¿Ha oído alguna vez a sus hijos decir, “el que te haga algo a ti tendrá que vérselas conmigo?” ¿Qué está tratando de comunicar realmente el hijo cuando se expresa de esa manera? Como padres somos refugios seguros para nuestros hijos. Algún día los hijos serán refugios seguros para sus padres. Nos conviene cuidar celosamente esta herencia que hemos recibido de Dios.
IV. LOS HIJOS NOS FUERON DADOS PARA EL GOZO DE NUESTRAS VIDAS
El salmista después de usar la figura de la “saeta”, menciona también la “aljaba” que era una especie de caja o recipiente donde eran colocadas las flechas. De manera que si el uso de la flecha era importante, también lo era la aljaba donde ellas eran guardadas. El saber que se contaban con suficientes flechas para cuando arreciara la batalla traía un sentido de confianza. Note que el salmista usa el término “bienaventurado”, lo cual equivale a dichoso, feliz, alegre, etc. El hombre puede llenar su vida de muchas cosas, tales como: profesión, fama, dinero, diversión y muchos bienes; pero ninguna puede darle más satisfacción que llenar su “aljaba” con hijos. Los hijos como “plantas crecidas en su juventud” y las hijas “como las esquinas labradas como las de un palacio”, según el salmo (144:12), constituyen el gozo de los padres. Los hijos no debieran ser un “dolor de cabeza” ni una “mancha” de vergüenza en la vida de los padres. Y aquí tenemos que reconocer que si los hijos no son el gozo de nuestra vida ahora, se debió a mi fracaso como padre en el tiempo de su formación. Es cierto que hay hijos que aun habiendo sido formados bajo el liderazgo de un varón de Dios llegan a ser una pena para sus padres, pero esto no es la norma para resultados semejantes. En todo caso, la tristeza y la pena que un padre tenga por su hijo fue su propia contribución. Pero no es tarde para rectificar. El camino de la reconciliación, perdón y regreso está abierto desde el momento mismo que nuestro Señor Jesucristo murió y resucitó por nosotros. Hoy es propicio el día para que padres e hijos se reconcilien si este fuere el caso. Nuestros hijos no debieran ser una mala referencia en nuestras vidas. Pero si debieran ser el gozo de nuestras almas. ¿Qué son para ti tus hijos? ¿Una canción de gozo para tu vida, o un aguijón que espolea tu conciencia?
CONCLUSIÓN: Es una cosa muy grande saber que nuestros hijos son una “herencia divina”. Eso nos habla mucho de la deferencia que Dios tiene para criatura alguna. Pero si esto es grande, la responsabilidad que tenemos nosotros, a los que se nos ha dado la comisión de ser padres, es muy grande también. Los hijos no nos fueron dados como una propiedad para disponer de ellos, como bienes que pueden ser gastados o invertidos. Dios nos los dio para administrarlos y moldearlos, de modo que con ello nosotros fuéramos bendecidos. Pero sobre todas las cosas, los hijos nos fueron dados para ser el gozo de nuestra vida. Padre, ¿es usted un hombre feliz con sus hijos? Hijos, ¿son ustedes felices con sus padres? Recordemos que: “Herencia de Jehová son los hijos…”
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domingo, 21 de junio de 2015
Por qué cuidar a los ancianos?
Hay dos recodos fundamentales en la vida: el paso de la infancia a la edad adulta y el paso de la edad adulta a la vejez… La vejez es una realidad concreta, durable, vivida, que plantea problemas prácticos. Cuando hablamos de la vejez, rápidamente llega a nuestra mente la palabra muerte; aunque si bien es cierto, siempre ha existido la muerte, tanto para niños, jóvenes, adultos o ancianos… la muerte no es exclusiva del anciano.. Pero, el punto que quiero no tocar, no es necesariamente la muerte, el punto que me atrae ahora, es el cuidado de nuestros ancianos, el cuidado de nuestros familiares en la etapa senil…
Decimos etapa Senil porque es la etapa en donde los ancianos ya no se pueden valer por sí mismos…, caminan lentamente, se quedan dormidos en cualquier lugar, su estilo alimenticio cambia, se han quedado sin dentadura ( en su mayoría), de repente ya no hablan con congruencia, recuerdan mucho su pasado, recuerdan sus logros, cuentas repetidamente sus memorias, hablan de sus padres, de sus hermanos (si los tuvieron), de sus trabajos. La vida es así, es un círculo… nuestros ancianos, en su momento fueron niños, y fueron cuidados por sus padres, luego crecieron y nos cuidaron a nosotros, ahora nos toca a nosotros cuidar de ellos.
Un concepto equivocado. En América Latina se tiene el concepto MUY EQUIVOCADO, que el anciano es un estorbo… porque ahora necesita de cuidados, necesita de compañía, necesita de atención, necesita de medicinas, necesita de llevarlo con el médico, necesita sacarlo a dar un paseo, necesita tiempo de recreación, necesita muchas cosas. Por ellos mismos, no lo van a lograr y la mayoría de la familia cercana o los hijos, con sus ocupaciones y sus propias responsabilidades no tienen o no buscan el tiempo para poder atenderlos. Los ancianos NO son un estorbo, si los vemos desde el punto de vista de lo que fueron y han significado para cada uno, veremos a los fuertes, a los héroes, a los que nos cuidaban, que velaban por nosotros, a los que nos cargaban en sus brazos y nos consolaban en nuestras tristezas, miraremos al que trabajó para que tengamos nuestras cosas, miraremos al que se esforzó para cuidarnos a todos (padres o madres), miraremos al que nos defendía, pero que a la vez nos enseñaba o nos disciplinaba, al que o la que en su momento estuvo al lado nuestro de día y de noche, en las buenas y en las malas. AHORA es el tiempo de ellos, para que nosotros los cuidemos…
SI NO cuidamos de nuestros ancianos, entonces los estamos maltratando. El que sufran por negligencia es maltrato; el que sufran por desnutrición es maltrato; el que sufran por alejarlos de su entorno, eso es maltrato; el limitarlas sus servicios, es maltrato; el gritarles, o tirarles las cosas, es maltrato; el no darles sus alimentos a tiempo y lo que necesita, es maltrato; Desplazar a las personas mayores de su posición como jefes del hogar y privarlas de su autonomía en nombre del afecto son normas culturales, aun en los países en los que la familia es la institución básica y el sentimiento de deber filial y es fuerte. Esa “infantilización” y sobreprotección pueden hacer que la persona mayor se sienta aislada, deprimida y desmoralizada y suele considerarse como una forma de maltrato. En algunas sociedades tradicionales, se abandona a las viudas ancianas y se les quita los bienes. Eso también es maltrato.
Esto me hace recordar Galatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Cuando disponemos a través del amor, la gratitud, la admiración por nuestros padres, y ponemos el esfuerzo en cuidarlos, ayudarles, apoyarles, animarles, consolares y levantares el ánimo cuando están tristes por sus recuerdos o las difíciles situaciones que viven en la actualidad, entonces recibiremos del Señor la recompensa… ESTO también es parte de “Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y tenga larga vida sobre la tierra”. Efesios 6:1 El anciano, en el área física se enferma más, tiene que tomar varias cantidades de medicinas, como para la presión, la circulación, el azúcar, la artritis, la digestión, para dormir, etc. El anciano en el área emocional, es más emotivo, llora más, se enoja más, rezonga más, pelea más, y se vuelve como un niño a quien es necesario mimar y contentar. En el área espiritual… va a depender de su formación cristiana, en algunos casos tendrá más tiempo para orar, y hablar del Señor a las personas que lo visiten, en algunos otros casos, estará más rebelde a ir a la iglesia, o a ver la necesidad de orar o leer la Palabra…
En el área familiar…los ancianos necesitan estar más en contacto con la familia, especialmente la cercana, su casa, su familia son importantes para ellos… cuando a los ancianos se les aleja de su entorno, tienden a enfermarse más y por ende a deprimirse… Es importante en este caso, que la familia pueda ser orientada a ayudar a sus padres a terminar sus días en paz, contentos y en medio de sus seres queridos, considerando las necesidades que ahora ellos tienen… Un factor determinante para que el anciano esté tranquilo y contento es las decisiones sabias que tomen los hijos para el cuidado de ellos…
Es muy triste ver que en los países desarrollados los padres, terminan sus días viviendo en Asilo u hogares para ancianos, alejados de su casa (la que ellos edificaron o compraron en su momento), alejados de la familia, (tal vez la esposa, los hijos, los nietos, etc. que para ellos es muy duro de aceptar aunque no lo mencionen), alejados de la iglesia ( a donde asistieron por años y que a su vez dejaron un legado de vida cristiana), alejados de la comunidad en la que vivieron (incluyendo a sus amigos).
Al volver a recordar Galatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Me hace pensar que si yo no quiero que me ignoren en mi vejez, yo no lo debo ignorar tampoco la vida de mis padres. Si yo deseo que mis nietos o bisnietos me respeten y me amen… debo enseñar a mis hijos a que respeten y amen a sus abuelos… Todo lo que el hombre sembrare… eso segará.. si siembro amor, cosecharé amor, si siembro respeto, cosecharé respeto; si siembro bondad, cosecharé bondad,
si siembro valor a la vida, eso también cosecharé.
Medidas a tomar:
1. Se recomienda preparar a la población joven y adulta de hoy, que serán los viejos del mañana, para que adopten actitudes positivas ante la vida y ante el proceso natural al que se enfrentaran. Permitid oles visualizar el futuro que les espera si actúan negativamente en contra de sus propios padres-ancianos.
2. Si tiene un padre o madre: amelo, cuídelo, considérelo, atiéndelo, respételo, preocúpese, háblese, abrácelo, pase tiempo con él o ella; llévelo al médico, sáquelo a tomar un café, llévelo por los lugares donde él vivió, mire fotografías con ellos, pregúntele de su pasado, (aunque usted conozca la historia), no lo saque de su entorno, ni trate de llevárselo (la) fuera de la
casa por donde ha vivido por años… invite a sus amigos de antaño (si aun viven) a tomar café en la casa juntos a que pasen una tarde platicando… HIJOS.. aunque se esclavicen un poco, pasen más tiempo con ellos… o túrnense para cuidarlos entre los hijos y los nietos… sean prácticos para cuidarlos, PERO que esa práctica no implique aislarlos o separarlos si la pareja
aun viven, porque estarían propensos a deprimirse o a enfermarse por la tristeza.
3. TENGAN PACIENCIA con los ancianos… ellos vuelven a ser niños… y nosotros los hijos son los que debemos actuar como adultos..no esperamos que van a mejorar, o van a superar sus “niñerías”, al contrario, se van a crecentar. 4. SACRIFIQUECE… bien vale la pena el sacrificio que como hijos podemos hacer por el bienestar de nuestros padres; cuando ellos en su momento se sacrificaron por nosotros, y sacrificaron deseos, sueños, ilusiones por el bien nuestro.
5. ENTONCES usted será quien recibirá la recompensa del Señor. Será usted el o la que viva satisfecho (a) y bendecido por todo lo que hace por sus padres ancianos… Y será usted el que no tendrá por ningún motivo sentimientos de culpa de no haber hecho algo, cuando teniendo la opción y la oportunidad de hacer algo bueno por ellos, no lo hizo.
6. y RECUERDE…
1 Reyes 1:-1----------Margoth Salas
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Hay dos recodos fundamentales en la vida: el paso de la infancia a la edad adulta y el paso de la edad adulta a la vejez… La vejez es una realidad concreta, durable, vivida, que plantea problemas prácticos. Cuando hablamos de la vejez, rápidamente llega a nuestra mente la palabra muerte; aunque si bien es cierto, siempre ha existido la muerte, tanto para niños, jóvenes, adultos o ancianos… la muerte no es exclusiva del anciano.. Pero, el punto que quiero no tocar, no es necesariamente la muerte, el punto que me atrae ahora, es el cuidado de nuestros ancianos, el cuidado de nuestros familiares en la etapa senil…
Decimos etapa Senil porque es la etapa en donde los ancianos ya no se pueden valer por sí mismos…, caminan lentamente, se quedan dormidos en cualquier lugar, su estilo alimenticio cambia, se han quedado sin dentadura ( en su mayoría), de repente ya no hablan con congruencia, recuerdan mucho su pasado, recuerdan sus logros, cuentas repetidamente sus memorias, hablan de sus padres, de sus hermanos (si los tuvieron), de sus trabajos. La vida es así, es un círculo… nuestros ancianos, en su momento fueron niños, y fueron cuidados por sus padres, luego crecieron y nos cuidaron a nosotros, ahora nos toca a nosotros cuidar de ellos.
Un concepto equivocado. En América Latina se tiene el concepto MUY EQUIVOCADO, que el anciano es un estorbo… porque ahora necesita de cuidados, necesita de compañía, necesita de atención, necesita de medicinas, necesita de llevarlo con el médico, necesita sacarlo a dar un paseo, necesita tiempo de recreación, necesita muchas cosas. Por ellos mismos, no lo van a lograr y la mayoría de la familia cercana o los hijos, con sus ocupaciones y sus propias responsabilidades no tienen o no buscan el tiempo para poder atenderlos. Los ancianos NO son un estorbo, si los vemos desde el punto de vista de lo que fueron y han significado para cada uno, veremos a los fuertes, a los héroes, a los que nos cuidaban, que velaban por nosotros, a los que nos cargaban en sus brazos y nos consolaban en nuestras tristezas, miraremos al que trabajó para que tengamos nuestras cosas, miraremos al que se esforzó para cuidarnos a todos (padres o madres), miraremos al que nos defendía, pero que a la vez nos enseñaba o nos disciplinaba, al que o la que en su momento estuvo al lado nuestro de día y de noche, en las buenas y en las malas. AHORA es el tiempo de ellos, para que nosotros los cuidemos…
SI NO cuidamos de nuestros ancianos, entonces los estamos maltratando. El que sufran por negligencia es maltrato; el que sufran por desnutrición es maltrato; el que sufran por alejarlos de su entorno, eso es maltrato; el limitarlas sus servicios, es maltrato; el gritarles, o tirarles las cosas, es maltrato; el no darles sus alimentos a tiempo y lo que necesita, es maltrato; Desplazar a las personas mayores de su posición como jefes del hogar y privarlas de su autonomía en nombre del afecto son normas culturales, aun en los países en los que la familia es la institución básica y el sentimiento de deber filial y es fuerte. Esa “infantilización” y sobreprotección pueden hacer que la persona mayor se sienta aislada, deprimida y desmoralizada y suele considerarse como una forma de maltrato. En algunas sociedades tradicionales, se abandona a las viudas ancianas y se les quita los bienes. Eso también es maltrato.
Esto me hace recordar Galatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Cuando disponemos a través del amor, la gratitud, la admiración por nuestros padres, y ponemos el esfuerzo en cuidarlos, ayudarles, apoyarles, animarles, consolares y levantares el ánimo cuando están tristes por sus recuerdos o las difíciles situaciones que viven en la actualidad, entonces recibiremos del Señor la recompensa… ESTO también es parte de “Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y tenga larga vida sobre la tierra”. Efesios 6:1 El anciano, en el área física se enferma más, tiene que tomar varias cantidades de medicinas, como para la presión, la circulación, el azúcar, la artritis, la digestión, para dormir, etc. El anciano en el área emocional, es más emotivo, llora más, se enoja más, rezonga más, pelea más, y se vuelve como un niño a quien es necesario mimar y contentar. En el área espiritual… va a depender de su formación cristiana, en algunos casos tendrá más tiempo para orar, y hablar del Señor a las personas que lo visiten, en algunos otros casos, estará más rebelde a ir a la iglesia, o a ver la necesidad de orar o leer la Palabra…
En el área familiar…los ancianos necesitan estar más en contacto con la familia, especialmente la cercana, su casa, su familia son importantes para ellos… cuando a los ancianos se les aleja de su entorno, tienden a enfermarse más y por ende a deprimirse… Es importante en este caso, que la familia pueda ser orientada a ayudar a sus padres a terminar sus días en paz, contentos y en medio de sus seres queridos, considerando las necesidades que ahora ellos tienen… Un factor determinante para que el anciano esté tranquilo y contento es las decisiones sabias que tomen los hijos para el cuidado de ellos…
Es muy triste ver que en los países desarrollados los padres, terminan sus días viviendo en Asilo u hogares para ancianos, alejados de su casa (la que ellos edificaron o compraron en su momento), alejados de la familia, (tal vez la esposa, los hijos, los nietos, etc. que para ellos es muy duro de aceptar aunque no lo mencionen), alejados de la iglesia ( a donde asistieron por años y que a su vez dejaron un legado de vida cristiana), alejados de la comunidad en la que vivieron (incluyendo a sus amigos).
Al volver a recordar Galatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Me hace pensar que si yo no quiero que me ignoren en mi vejez, yo no lo debo ignorar tampoco la vida de mis padres. Si yo deseo que mis nietos o bisnietos me respeten y me amen… debo enseñar a mis hijos a que respeten y amen a sus abuelos… Todo lo que el hombre sembrare… eso segará.. si siembro amor, cosecharé amor, si siembro respeto, cosecharé respeto; si siembro bondad, cosecharé bondad,
si siembro valor a la vida, eso también cosecharé.
Medidas a tomar:
1. Se recomienda preparar a la población joven y adulta de hoy, que serán los viejos del mañana, para que adopten actitudes positivas ante la vida y ante el proceso natural al que se enfrentaran. Permitid oles visualizar el futuro que les espera si actúan negativamente en contra de sus propios padres-ancianos.
2. Si tiene un padre o madre: amelo, cuídelo, considérelo, atiéndelo, respételo, preocúpese, háblese, abrácelo, pase tiempo con él o ella; llévelo al médico, sáquelo a tomar un café, llévelo por los lugares donde él vivió, mire fotografías con ellos, pregúntele de su pasado, (aunque usted conozca la historia), no lo saque de su entorno, ni trate de llevárselo (la) fuera de la
casa por donde ha vivido por años… invite a sus amigos de antaño (si aun viven) a tomar café en la casa juntos a que pasen una tarde platicando… HIJOS.. aunque se esclavicen un poco, pasen más tiempo con ellos… o túrnense para cuidarlos entre los hijos y los nietos… sean prácticos para cuidarlos, PERO que esa práctica no implique aislarlos o separarlos si la pareja
aun viven, porque estarían propensos a deprimirse o a enfermarse por la tristeza.
3. TENGAN PACIENCIA con los ancianos… ellos vuelven a ser niños… y nosotros los hijos son los que debemos actuar como adultos..no esperamos que van a mejorar, o van a superar sus “niñerías”, al contrario, se van a crecentar. 4. SACRIFIQUECE… bien vale la pena el sacrificio que como hijos podemos hacer por el bienestar de nuestros padres; cuando ellos en su momento se sacrificaron por nosotros, y sacrificaron deseos, sueños, ilusiones por el bien nuestro.
5. ENTONCES usted será quien recibirá la recompensa del Señor. Será usted el o la que viva satisfecho (a) y bendecido por todo lo que hace por sus padres ancianos… Y será usted el que no tendrá por ningún motivo sentimientos de culpa de no haber hecho algo, cuando teniendo la opción y la oportunidad de hacer algo bueno por ellos, no lo hizo.
6. y RECUERDE…
1 Reyes 1:-1----------Margoth Salas
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QUE HAY UN DIOS DADOR PARA NUESTRO SUSTENTO
Escrito por :Margoth Salas
La naturaleza del gran dador (Jn. 3:16).
Esta oración comenzó diciéndonos: “Padre nuestro…”, con lo cual se nos revela la tierna figura del Dios-padre. Se sabe que una de las grandes características de todo buen padre es dar. Sé que no todos los padres sienten placer en esto, pero nada nos hace más feliz que poder cubrir las necesidades de nuestros hijos e hijas.
Jesús reconoció esta cualidad en los padres terrenales, al decirnos que “si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?”(Mt. 7:11). Cuando Jesús dijo “danos”, estaba revelando la naturaleza dadora de su Padre. Dios se conoce desde el principio como Aquel que “dio a su Hijo unigénito”, su más grande regalo de amor. Cuando en mi oración digo “danos”, estoy poniendo de manifiesto que Dios es poderoso para satisfacer mis necesidades. Estoy declarando que el Padre en el que creo tiene la suficiencia para cuidar de mí. Que todo lo que necesito, me lo dará Dios. Como preguntó Pablo a los Corintios: “¿Qué tienes que no recibiste?” (1 Cor. 7:11). Dios disfruta dándome de lo que él tiene. No se queda con nada.
2. Las promesas del gran dador (Sal. 37:25).
Yo no sé cuántas veces usted ha leído este texto, pero cuando yo oro “danos hoy el pan nuestro de cada día”, estoy confesando mi fe en las promesas que Dios ha hecho a sus hijos. Si hay un hijo de Dios desamparado y mendigando pan es porque perdió su fe y le ha hecho caso a aquellos que andan diciendo que Satanás les robó las bendiciones y por lo tanto tenemos que arrebatares otra vez. Nada es más lejos de la verdad bíblica que esto. ¿No ha leído a caso Filipenses 4:19 y Mateo 6:25-34? Entre el movimiento que le da tanta importancia a Satanás como el “arrebatador” de las bendiciones.
Hoy me apodero de lo que a mí me pertenece. Lo que me has quitado me lo devolverás con creces. Es que Dios me hizo su hija y con los hijos de Dios nadie se mete”. ------------Margoth Salas
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Escrito por :Margoth Salas
La naturaleza del gran dador (Jn. 3:16).
Esta oración comenzó diciéndonos: “Padre nuestro…”, con lo cual se nos revela la tierna figura del Dios-padre. Se sabe que una de las grandes características de todo buen padre es dar. Sé que no todos los padres sienten placer en esto, pero nada nos hace más feliz que poder cubrir las necesidades de nuestros hijos e hijas.
Jesús reconoció esta cualidad en los padres terrenales, al decirnos que “si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?”(Mt. 7:11). Cuando Jesús dijo “danos”, estaba revelando la naturaleza dadora de su Padre. Dios se conoce desde el principio como Aquel que “dio a su Hijo unigénito”, su más grande regalo de amor. Cuando en mi oración digo “danos”, estoy poniendo de manifiesto que Dios es poderoso para satisfacer mis necesidades. Estoy declarando que el Padre en el que creo tiene la suficiencia para cuidar de mí. Que todo lo que necesito, me lo dará Dios. Como preguntó Pablo a los Corintios: “¿Qué tienes que no recibiste?” (1 Cor. 7:11). Dios disfruta dándome de lo que él tiene. No se queda con nada.
2. Las promesas del gran dador (Sal. 37:25).
Yo no sé cuántas veces usted ha leído este texto, pero cuando yo oro “danos hoy el pan nuestro de cada día”, estoy confesando mi fe en las promesas que Dios ha hecho a sus hijos. Si hay un hijo de Dios desamparado y mendigando pan es porque perdió su fe y le ha hecho caso a aquellos que andan diciendo que Satanás les robó las bendiciones y por lo tanto tenemos que arrebatares otra vez. Nada es más lejos de la verdad bíblica que esto. ¿No ha leído a caso Filipenses 4:19 y Mateo 6:25-34? Entre el movimiento que le da tanta importancia a Satanás como el “arrebatador” de las bendiciones.
Hoy me apodero de lo que a mí me pertenece. Lo que me has quitado me lo devolverás con creces. Es que Dios me hizo su hija y con los hijos de Dios nadie se mete”. ------------Margoth Salas
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